En diciembre de 2020, el mundo fue testigo de un incidente ambiental de dimensiones internacionales. Desde el puerto italiano de Salerno, partieron hacia Túnez 282 contenedores con más de 7 900 toneladas de residuos supuestamente plásticos, contratados entre la empresa italiana SRA y la tunecina SOREPLAST. Al llegar al puerto de Susa, las autoridades aduaneras descubrieron que el cargamento no consistía solo en plásticos reciclables, sino que contenía una mezcla de residuos domésticos, textiles, madera, latas, juguetes y otros sin valor comercial ni reciclable.
La científica tunecina Semia Gharbi, en colaboración con organizaciones como la Red Verde Tunecina, denunció este caso ante organismos internacionales y medios de comunicación. La presión pública logró una reacción sin precedentes: 26 personas detenidas, incluidos funcionarios aduanales, empleados del Ministerio del Medio Ambiente y representantes de empresas privadas. En 2022, 6 000 toneladas de residuos fueron repatriadas a Italia, y el caso provocó una revisión de la legislación europea sobre la exportación de residuos.

El caso Gharbi reveló cómo las brechas legales, la falta de trazabilidad digital y la corrupción institucional permiten que residuos no reciclables sean enviados a otros países bajo la apariencia de material valorizable. En el acuerdo firmado entre SRA y SOREPLAST, se establecía que los residuos serían reciclados localmente, pero en realidad se almacenaron y estaban destinados a ser enterrados en vertederos.
El motivo es económico: el costo promedio de la disposición de residuos en Europa a vertederos es de 70 euros por tonelada, llegando a pagar hasta 120 euros en algunos países. En cambio, enviarlos a países como Túnez, donde SOREPLAST cobraba apenas 48 €/tonelada por almacenamiento, representa una opción mucho más barata, aunque altamente ilegal y contaminante.
A pesar de la existencia del Convenio de Basilea, que regula el tráfico internacional de residuos peligrosos, es posible burlar controles. Además, la trazabilidad no digitalizada impide que autoridades y ciudadanía puedan seguir el destino real de los residuos exportados.
¿Qué es el colonialismo de residuos? y ¿Cómo se replica en América Latina?
El concepto de colonialismo de residuos se refiere a la práctica sistémica por la cual países ricos exportan sus residuos hacia países con menos recursos institucionales y técnicos para gestionarlos de forma segura. Este fenómeno ha sido ampliamente documentado en África y Asia, pero cada vez es más evidente en América Latina.

En México, por ejemplo, las importaciones de residuos plásticos desde EE. UU. se duplicaron entre 2019 y 2021, alcanzando las 167,548 toneladas, lo que representa el 95 % del total de residuos plásticos que llegan al país. Este incremento se debe, a restricciones más estrictas impuestas por países asiáticos como China a la importación de residuos, lo que obligó a exportadores estadounidenses a buscar nuevos destinos, México, con una regulación menos estricta, se volvió una alternativa atractiva. Sin embargo, muchas de estas importaciones incluyen residuos sin viabilidad técnica para su reciclaje, lo que ha llevado a su acumulación en centros de acopio informales o a su abandono.
El problema no es solo ambiental, afecta directamente la salud de comunidades marginadas, genera pérdida de biodiversidad y debilita la capacidad de desarrollar infraestructura de reciclaje local.
¿Cómo evitarlo?: la clave está en la valorización local y trazabilidad real
La respuesta no puede limitarse a mejorar la legislación. Se requiere una transformación estructural de los sistemas de gestión de residuos. Esto incluye:
- Infraestructura local de tratamiento: La instalación de tecnologías como líneas de separación automatizada, plataformas de compostaje industrial y calderas RDF/biomasa, permite a los países procesar sus residuos sin depender de exportaciones. Estas tecnologías no solo reducen la carga ambiental, sino que también permiten la valorización de residuos generando energía, fertilizantes o nuevos materiales, integrándose en modelos de economía circular real.

- Proyectos integrales con control: Empresas que ofrecen modelos llave en mano, es decir, que incluyen diagnóstico, instalación, capacitación, operación inicial y trazabilidad, permiten a los municipios, industrias y cadenas hoteleras tener control sobre sus residuos y demostrar cumplimiento ante reguladores y ciudadanía.
- Trazabilidad digital: Incorporar sensores, etiquetas QR, plataformas de monitoreo remoto y blockchain permite asegurar que cada kilo de residuo es registrado desde su generación hasta su transformación final. Este tipo de trazabilidad es fundamental para evitar fraudes, corrupción y para cumplir estándares internacionales.
- Ética empresarial: Las empresas dedicadas al tratamiento de residuos no solo deben vender maquinaria, sino posicionarse como aliadas estratégicas del desarrollo sostenible. Esto implica construir capacidades locales, capacitar personal, cumplir la normativa ambiental y participar activamente en procesos de reforma regulatoria.
Del conflicto al cambio: lo que podemos aprender.
El caso de Semia Gharbi debe verse como una señal de advertencia. No basta con adoptar el discurso de la economía circular si no se garantiza su aplicación responsable, trazable y justa. Cuando los residuos se convierten en mercancía opaca y transfronteriza, el riesgo de convertir a países en desarrollo en zonas de sacrificio ambiental es muy alto.

En América Latina, donde aún persisten debilidades institucionales, la única forma de evitar caer en el colonialismo de residuos es construir capacidades locales robustas, acompañadas de soluciones tecnológicas eficientes y alianzas empresariales éticas. Las empresas que ofrecen soluciones integrales de gestión de residuos, con enfoque en valorización, trazabilidad y formación, no solo están construyendo negocios viables, sino participando activamente en una transformación ambiental y social de largo plazo.
Fuentes
- El País. (2025, 21 de julio). Semia Gharbi, la tunecina que sentó un precedente contra el “colonialismo de los residuos” en África. https://elpais.com/planeta-futuro/2025-07-22/semia-gharbi-la-tunecina-que-sento-un-precedente-contra-el-colonialismo-de-los-residuos-en-africa.html
- France 24. (2025, 02 de mayo). ‘No dumping ground’: Tunisia activist wins award over waste scandal. https://www.france24.com/en/live-news/20250502-no-dumping-ground-tunisia-activist-wins-award-over-waste-scandal
- Thunder Said Energy. (n.d.) Landfill costs: by country and over time? https://thundersaidenergy.com/downloads/plastic-landfill-costs-by-country/
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (2015, 25 de noviembre) Convenio de Basilea. https://www.gob.mx/semarnat/acciones-y-programas/convenio-de-basilea
- GAIA. (2022, agosto) El colonialismo de la basura no se detiene en América Latina. https://www.no-burn.org/wp-content/uploads/2022/09/comercio-residuos-2023.pdf
- El País. (2023, 23 de abril). Colonialismo plástico: las importaciones de residuos de México desde Estados Unidos se duplican en dos años. https://english.elpais.com/economy-and-business/2023-04-23/plastic-colonialism-mexicos-waste-imports-from-the-us-double-in-two-years.html